lunes, 7 de julio de 2014

Alfonso Reyes: "gourmet"


Alejandro Rozado

-Me estoy pasando del Burdeos al Borgoña
Si me estaré volviendo romántico
"yo que siempre de los novios me reí"

ALFONSO REYES


Es archisabido que Alfonso Reyes fue el primer literato de México durante la primera mitad del siglo XX. Lo dijeron muchos, entre otros su amigo Borges:
"Considero a Reyes el más alto estilista en prosa en español de este siglo. (...) el primer hombre de letras de nuestra América. No digo el primer ensayista, el primer narrador, el primer poeta: digo el primer hombre de letras, que es decir el primer escritor y el primer lector".
Y si lo dijo Borges, ya está: no hay duda. Y atrae la atención que esta indiscutida autoridad literaria del mexicano se haya forjado a una sana y deliberada distancia de las corrientes de origen romántico (el simbolismo, los malditos, las vanguardias) que proliferaron por toda la cultura occidental durante los siglos XIX y XX -distancia que también parece haber tomado el mismo Borges. A decir del propio maestro regiomontano, vivir influido por la "Idea de la Decepción" era ya algo pasado de moda incluso en sus tiempos ateneístas.

Reyes prefirió abrevar de las minerales aguas de otra cultura, la griega, cual si fuese el mejor de sus hijos adoptivos. De hecho, podría decirse que don Alfonso fue más hijo de Eurípides que de su propio padre, el malogrado general porfirista Bernardo Reyes -lo cual siempre me ha parecido muy sano y de buen gusto. Para el autor de Ifigenia cruel, una tragedia griega estaba más viva y era mucho más novedosa que cualquier notición del periódico de hoy. Y de la lengua española, nuestro polígrafo mexicano no reconocía, de entre su inmensa erudición, mayor fuente que el Siglo de Oro. Sus virtudes fueron, por tanto -y desde una edad extraordinariamente temprana-, "la proporción y el equilibrio", como alguna vez anotase Octavio Paz. Reyes: todo un clasicista, un adulto de la literatura que nunca fue joven. Toda la pasión que siempre habitó al talento reyista se sometió -y ahogó- bajo las sublimes y elegantes dotes de una sensibilidad clásica. Una elección estética del maestro, pero también moral.

Pues bien, una de las derivaciones de este perfil artístico (proporción, equilibrio), síntesis magistral del hedonismo y el estoicismo antiguos, fue el culto alfonsino por la degustación del buen comer y el buen beber. En este sentido, Reyes fue un verdadero gran gourmet de las letras. Nadie como él para hacer confluir los sabores y los sonidos. Todo un chef poético; su obra podría ser vista como un inagotable despliegue de arte culinario: un variado menú de opciones para el paladar, que van desde sugestivos romances y breves redondillas a manera de entradas hasta una suculenta combinación de tercetos guisados, versos pareados a fuego lento, sonetos en su jugo, sazonadas décimas y versos blancos muy digestivos.

Don Alfonso prefirió, como norma, probar los placeres extensos que prodiga la gula que entregarse a los placeres intensos de la lujuria. De ello hizo una cocina -y una sobremesa- vitalista y literaria al mismo tiempo: 

"... y a la segunda copa de Chablis me sentí sumido en un perfecto egoísmo del cuerpo lleno de generalidades espirituales" (de su relato La cena, de 1912).


De una discreta lectura de sus versos, descubro que el buen comer y beber formaron carácter en la obra del maestro Reyes. El impulso goloso que delatan sus rasgos fisionómicos (era de baja estatura, gordito, carirredondo, calvo y de ojos sonrientes) se enalteció noblemente, por vía de la poética, en una suerte de exquisitismo artístico. Recuérdese, si no, el deleite literario que representa su "Minuta", compuesta por treinta y nueve divertimentos literarios que recorren el arte de la cocina y de la degustación alrededor de una mesa bien servida y en la que comparte inefables sabores con otros poetas de su predilección al calor de una charla metafórica de comensales de nuestra modernidad. Extraigo de esta jugosa creación de la marca Reyes y asociados algunos versos que se comportan como si fuesen manjares para el lector:

MINUTA
Juego poético

Pero cenemos Inés
si te parece primero
BALTASAR DE ALCÁZAR
EPÍGRAFE

Entre las opacas sombras
y opacidades espesas
que el soto formaba de olmos
y la noche de tinieblas
se ocultaba una cuadrada
limpia y olorosa mesa
a lo italiano curiosa
a lo español opulenta

JUAN RUIZ DE ALARCÓN

APERITIVO
Colaboración exquisita
de la señora y del señor
funde el hielo de la visita
el copetín del buen humor

BODEGÓN
(Décima primera)

"Aquí tengo destas costas
por cuantas desiertas playas
descubren las atalayas
con sus fuegos y sus postas
las centollas y langostas
sabogas ostias tortugas
verderoles y lampugas
que comerás con toronjas
apretando como a esponjas
sus mal formadas verrugas"

LOPE DE VEGA
El peregrino en su patria

SOPA
...Entre los pucheros anda el Señor...
SANTA TERESA
En buen romance casero
de verdura y de calor
con los brazos remangados
me siento a la mesa yo
Tierra terrena    terruño
del fondo del corazón
Bien haya el caldo y bien haya
la madre que lo parió

PLATITO DE ALMENDRAS
(Décima segunda)

Al huésped que se concentra
siempre tu piedad le acuda
oh cápsula diminuta
de plata para la almendra
Como se rompe la hembra
o abre la reja el terrón
entra el diente de rondón
hasta la pulpa cautiva
la sal llama la saliva
y ésta    la conversación

VINO BLANCO

Piensan que la rubia es menos mujer
que beber del blanco es menos beber
Para error tan craso
burla y punto omiso
Mas   oh vino blanco   salta del vaso
Lo mejor que puedes hacer
Es derramarte en el jugo del guiso

AVES
... algún palomino de añadidura los domingos...
CERVANTES
(...) Y negra pierna o cándida pechuga
el vino empapa lo que el pan enjuga

LEGUMBRES

Dice aquel    -Si el amor tiene espinas
eso es ley de las flores más finas
-Mas   por qué la amistad   -dice ésta-
si es tan solo legumbre modesta

ENSALADA

Lechuga  tomate  escarola
cebolla honesta y ajo vil
de generoso aceite un ola
y náufragos de perejil
Rábano de alcanfor y almagre
y pimiento de bermellón
y al desorbitado vinagre
preferid el cuerdo limón


QUESO
... muchos quesuelos friscos
que dan de las espuelas a los vinos bien tintos
ARCIPESTRE DE HITA
A la ida y a la vuelta
ciudadano campesino
tienes la moral tan suelta
que no pierdes el camino
Síntesis de polo a polo
vulgaridad refinada
-Yo siempre con mermelada
-Y yo con vino
-Y yo   solo

BOMBONERA

Gloria y punzada minúscula
en cualquier tiempo que sea
cuando el electrón de azúcar
el hígado bombardea

CAFÉ
(Décima tercera)

Cuentan que con filtro igual
y con idéntico tueste
y untando   porque más cueste
el butiro candeal
lo que uno acierta mal
otro a derechas lo acierta
y que si a unos despierta
a otros rinde el café-
guerrero árabe que
corre su pólvora incierta

TABACO
(traducción de Stéphane Mallarmé)

Toda el alma resumida
cuando   lenta   la consumo
entre cada rueda de humo
en otra rueda abolida
El cigarro dice luego
por poco que arda a conciencia
La ceniza es decadencia
del claro beso de fuego
Tal el coro de leyendas
hasta tu labio aletea
Si has de empezar   suelta en prendas
lo vil   por real que sea
Lo muy preciso tritura
tu vaga literatura

¡Pero qué sobremesa, don Alfonso! Anfitrión y huésped de si mismo. Reyes no escribía precisamente para gustar a los demás, sino para que lo degustasen bajo sagrada comunión: éste es mi cuerpo y ésta es mi sangre, comed y bebed todos... O al cliente lo que pida.





2 comentarios:

  1. Alejandro, ¿de quien es el cuadro de Don Alfonso, con el que inicia tu artículo? Un Abrazo.

    Alfonso

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    1. Hola, Alfonso: Es un retrato del maestro Manuel Rodríguez Lozano, artista que perteneció al grupo Los Contemporáneos. De pronto recuerda a Modigliani, pero éste retrataba a puras mujeres.

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