Lennon y Harrison murieron, pero aún viven en sus canciones. Lo mismo ocurrirá con los otros Beatles. Con Jagger es diferente, pues el líder de los Rolling Stones es la gran figura fáustica jamás antes vista. Ese güey no va a morir: lleva siglos vivo, como lo demuestra este retrato hecho por un pintor holandés del siglo XVII. Según sé, el Diablo hizo con Jagger un contrato muy particular. El cantante puso sus condiciones:
-Sin problema -sonrió el Demonio-, es mi género favorito, je.-Bien -dijo Mick-. También quiero que Keith Richards me acompañe.-¿Ese cabrón? -objetó el ángel caído.-Es totalmente confiable -argumentó Jagger-; ha sido mi brother desde el kínder.-Sólo si me dedican una rola de simpatía por mí -condicionó el príncipe de las tinieblas.-Fácil -acordó el Stone.-También quiero -dijo el voraz Mefistófeles- que Richards toque en vivo mi pieza con un solo que nunca volverá a tocar en su piche vida.-Está bien, amigo.-Y te voy a quitar a Brian Jones, para que incorpores a Mick Taylor y suenen más chido. Ya hablé con Mayall y no tiene inconveniente.-Gulp... Okey.-Gozarás de cuerpo de veinteañero -incluso de viejo-; no serás panzón ni calvo; tendrás ocho hijos que me pertenecerán, y andarás con las más bellas mujeres y con David Bowie. ¿Zas?-Me conviene -dijo sonriente el rockero.-Ah, y le diré a Tina que te dé clases de baile porque bailas muy mal.-Está bien, está bien -concedió la encarnación goethiana de Fausto.
Lo demás son 80 años de infernal designio.
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