Alejandro Rozado
Hubo un tiempo en que regía la Ley Bala. Era imposible contener a la gente, así que se autorizó disparar contra los inconformes -que siempre resultaban ser pobres. Entonces ocurrieron muchas desgracias sin que con ello se detuviesen los reclamos. En cierta ocasión, una comunidad protestó en nombre de ciento noventa pueblos para restituir las oficinas de registro civil que habían sido retiradas. Sobre la carretera, los granaderos dispararon e hirieron a muchos. Entre ellos, un niño de trece años que salía de la escuela -fue impactado en la cabeza. Cuando la madre acudió en su ayuda, él alcanzó a decir: "Estoy bien, mamá... sólo estoy sangrando". A los pocos días, el chico falleció en el hospital como consecuencia del brutal balazo de goma que lo descalabró. Se llamaba José Luis Tehuatlie. Eso fue antes de la Gran Transformación, cuando se mataba con la mano en la cintura. Tiempo después se abolió la Ley Bala: "Ya pa'qué", se sabe que dijo la madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe aquí tu comentario a este artículo: