Lenora, dibujo de Zwecker de 1860
Alejandro Rozado
-Lenora, de Gottfried August Bürger, Alemania, 1773.
Cierta noche, Wilhelm, un joven caído en batalla, llega a casa de su mujer -la inconsolable Lenora-, y la urge a montar a grupa en su caballo para llevarla entre bosques y valles hasta un cementerio situado a cien leguas de distancia donde los enamorados reposarán en su lecho nupcial. La cabalgata es trepidante.
El primer poema romántico del Sturm und Drang -que verdaderamente hechizó a los lectores- fue esta balada del poeta Gottfried August Bürger que recoge la honda tradición medievalista (de cantos populares) para relanzarla al futuro. Lenora es un viaje furioso por la noche del tiempo. Un vuelo fantástico entre muertos y procesiones, un recorrido terrorífico que espolea sobre los miles de ejecutados durante la Guerra de los Siete Años entre Prusia y Austria. Una loca y apremiante carrera de amor contra la medianoche funesta. La última batalla de un cadáver vivo -con cuenta regresiva. Un galope tan desenfrenado que la figura centaura va “más rápido que los muertos”:
Ora a la derecha, ora a la izquierda,
desfilaban montañas, árboles y setos
ora a la derecha, izquierda, derecha,
volaban ciudades, pueblos, aldeas.
-¿Qué te aflige, amada? La luna brilla,
los muertos cabalgan a gran velocidad;
¿acaso los muertos te dan miedo?
-¡Ay, no, deja a los muertos descansar!
El canto es bellísimo e inspiró a compositores y artistas plásticos posteriores con obras complementarias que subrayarían para la posteridad el hecho inaugural de Lenora.
Un año después vendría el Werther de Goethe. La revolución romántica había estallado.
"¡Venid ejecutados, venid aquí!"
Gottfried August Bürger, un profesor en la Universidad de Gotinga que sólo vivió 46 años –con tres matrimonios, dos lutos por viudez y un divorcio-, fue un baladista nato -algo así como un Bob Dylan del romanticismo germánico. También fue traductor y adquirió renombre internacional por su versión al alemán (1786) que hizo de la primera edición inglesa (1785) -a cargo del recopilador Rudolph Erich Raspe- de las aventuras fantásticas del Barón de Münchhausen. Sin embargo, su contribución al nacimiento del romanticismo en 1773 con su balada Lenora fue decisiva. He aquí otros versos sepulcrales de Bürger donde el jinete muerto y su amada son honrados por las víctimas de la Guerra de los Siete Años:
-¡Venid, ejecutados, venid todos aquí
y bailad para mí una danza nupcial!
¡Venid, ejecutados, venid y seguidme,
pues nos aguarda el lecho matrimonial!
La ronda enmudeció a su llamado
Y comenzó de inmediato a seguirlo
Como viento que sopla entre avellanos
Y arranca a las secas hojas chasquidos.
Y rápido, rápido, entre saltos y saltos,
emprendieron un galope desenfrenado:
caballo y jinete al unísono resoplaban
y chispas y grava volaban a su paso.