lunes, 21 de diciembre de 2020

Beethoven



Alejandro Rozado

Se ha dicho que Ludwig van Beethoven inauguró una época con su música; sin embargo, no es menos cierto que su época creó a Beethoven y a su obra, pues la Rebelión Romántica Alemana fue su verdadera cuna histórica.

Veamos: hace un cuarto de milenio exacto -1770-, año en que nació el genio de Bonn, también nacieron Hegel (el más total de los filósofos alemanes) y Hölderlin (el más romántico de los poetas). Y por la misma fecha se conocieron en Estrasburgo los jóvenes talentos Herder y Goethe, quienes de inmediato comenzarían a elaborar el manifiesto inaugural del movimiento prerromántico Sturm und drang. Es decir, que el joven pianista alemán se educó en el primer ambiente de la modernidad que destiló tormentas artísticas rupturistas -justo como serían sus composiciones. De tal modo que para 1805, cuando Beethoven estrenó su Sinfonía #3 "Eroica", dando el primer fogonazo de la magna revolución sinfónica, el compositor había vivido ya 35 años en la región auténticamente romántica que constituían las pequeñas nacionalidades alemanas.

Este sonatista y concertista, atento al viento de la historia que le tocó vivir, y pese a sentir cómo lo invadía la sordera, escuchó sin embargo los tambores y trompetas de su tiempo. Él reunió en su persona la necesidad histórica del Romanticismo y la sensibilidad al sonido de su Europa. Encabezó a golpes sinfónicos un huracán que arrasó con el continente. Si la revolución política burguesa había relanzado al mundo hacia adelante como una locomotora. el estallido romántico -en cambio- lo lanzó en todas direcciones: arriba, abajo, a la izquierda, a la derecha, atrás y adelante... como las luces fulgurantes de una enorme estrella.

En su propia persona física -de estatura más bien baja, cabeza grande y cabellera leonada-, la historia talló también el perfil subjetivo que ella necesitaba: un temperamento volcánico, un carácter impetuoso e irascible, una sensibilidad superior -que hizo de los ritmos, potentes melodías. En su Sinfonía #5, por ejemplo, bastaron cuatro golpes de nota para convocar a la insurrección espiritual más portentosa. Porque Beethoven universalizó el ritmo histórico y le dio sonido al convulso siglo XIX: lo poético concreto. Pues fue lo poético aquello a lo que Ludwig Van dio forma musical e hizo resonar a todo volumen por el mundo: la guerra, la gloria, la libertad, el amor, la grandeza humana, el dolor... Intensidad sería la palabra. Pura, total, absoluta.