lunes, 14 de septiembre de 2009

A más de medio siglo del Sargento Pimienta


Alejandro Rozado


The Sargent Pepper's Lonely Hearts Club Band inauguró el verano de 1967, tan inolvidable para los anglosajones como la primavera de 1968 lo fue para los franceses y checoeslovacos. Los Beatles encabezaron al mundo hacia una de las últimas utopías de la modernidad: la paz y el amor bajo la república universal del rock y las drogas, cuando éstas todavía eran el formato baudeleriano para ingresar a la creatividad ("All Together Now!").

Fue uno de esos momentos escasísimos de la historia en que lo poético era lo social -y viceversa; casi todos los aspectos de la vida eran tocados, así fuera tangencialmente, por la música del Sargento Pimienta. La hora que marcaron aquellos músicos británicos no mayores de 27 años duró unos cuantos meses; ya para el año siguiente, el colorido de una portada tan emblemática se convirtió en la gelidez del famoso "álbum blanco". El concierto de Woodstock fue el punto de infexión de aquel fenómeno social que giró alrededor de una música alternativa. Al poco rato morían los Brian Jones, los Hendrix, los Morrison y las Joplin por sobredosis de utopía. Los chismes de la pareja Lennon y Yoko enterraban al blues y al rock en una misma tumba, mientras en Vietnam se cometían las peores atrocidades.

Y sin embargo, como dice Alfredo Sánchez, el Sargento Pimienta no envejece: he ahí el prodigio de una síntesis musical de toda una época. Lo que Beethoven logró con la Sinfonía 3, "Heroica", en 1802: dar forma socializada al romanticismo que arrasaba ya a Europa... "Roll Over Beethoven!".

Septiembre- 2019.

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